lunes, 14 de marzo de 2011

los coballitos y los chicos

Los cobayos y los chicos
Los cobayos pueden ser excelentes mascotas para los chicos, pero siempre debe ser un adulto el principal responsable quien se encargue del cuidado de los cobayos y que demás le enseñe a los niños lo que el cobayo necesita y cómo cuidarlo mejor.
A menudo se da que los cobayos corren la misma suerte que otros pequeños animales, como otros roedores o peces (goldfish en particular, por ser peces “baratos”). Escuchamos historias que terminan muy mal: muerte de los peces porque armamos la pequeña pecera sin informarnos antes de cómo debemos hacer para armar un ambiente adecuado para los peces y el espacio que requieren, un cobayito que se pierde o termina en un final trágico por algo que podría haber sido evitado. Lamentablemente hay demasiados casos.
Muchas veces adquirimos mascotas también para enseñarles a los chicos a ser responsables, pero creemos que esto es posible cuando un adulto es quien guía este proceso.
Es muy importante que el cobayito no sea un “nuevo juguete” para el niño, y sí sea una mascota que merezca los mejores cuidados, aún si el niño pierde interés. Es importante aprender sobre el cuidado de los cobayos y educar a los niños para que cuiden del nuevo integrante con amor y compromiso. El cobayito debe ser para la familia, no sólo para el niño. Es muy lindo el vínculo que puede establecerse entre un chico y un animal, pero los adultos debemos guiarlos y dedicarnos al cuidado del cobayo. Algunas consideraciones: Es particularmente importante educar a los chicos en el modo de alzar y tratar al cobayito, especialmente por ser estos animalitos asustadizos y frágiles. Pueden caerse con facilidad si no los sostenemos firmemente y con ambas manos. Debemos enseñarle a los niños como sostenerlo de manera segura. Es buena idea que en el momento de agarrar al cobayito lo hagan sobre una mantita, y de manera firme. Tener la regla de no caminar con el cobayito a upa, ya que puede caerse. Es mejor que se acostumbren a tenerlos cuando están sentados, en un sillón, cama o alguna superficie que no sea alta. Otro aspecto importante es educarlos en cuanto a la alimentación del cobayito, que sepan qué cosas no pueden comer.
También es importante explicarles que los cobayitos son muy asustadizos, que son muy chiquitos, tímidos y se asustan de nosotros, y que debemos ser suaves y cuidadosos con ellos, hablarles suave, acercarnos despacito. Tal vez a veces los padres pueden pensar que un cobayo es buena mascota porque no necesitan mucho espacio y son de tamaño chico. Esto no es así. Si se los tiene en una jaula pequeña la calidad de vida de los cobayitos será muy pobre. Este es el motivo por el que muchas personas creen que dan olor, porque con frecuencia son mantenidos en jaulas diminutas. Cuanto más grande la jaula, mejor, y más fácil de limpiar también. Cuando podemos ver la diferencia en comportamiento de un cobayo en una jaula del tamaño adecuado, entenderás que el tamaño de las jaulas más comunes no debería jamás ser el estándar. En ellas, los cobayitos apenas tienen espacio para moverse. Todo esto se hace evidente al comparar el comportamiento de un cobayo cuando es puesto en un hogar amplio.

Un cobayito requiere esfuerzo y dedicación frecuente, como todo animal. No es más fácil de cuidar solo por el hecho de ser un animal pequeño y “barato”. Requiere (y merece) tantos cuidados como cualquier otra mascota: debemos comprar verduras frescas muy seguido, limpiar su hogar a fondo una vez por semana como mínimo, lavar bien todo, mantener limpios sus accesorios y jaula día a día, darles de comer, llevarlos al veterinario si es necesario.
Pensemos bien al tomar la decisión de adoptar un animal, y siempre pongamos su bienestar por encima de todo. Con compromiso y responsabilidad, los niños (y adultos) pueden aprender a valorar a este adorable animalito y disfrutar de su compañía por muchos años.
Un cobayito no es un animal “descartable”; requiere y merece tanto respeto, cuidado, amor y dedicación como cualquier otro animalito. Evitemos desenlaces trágicos innecesarios, y aprendamos de ellos, que como todo animal, tienen mucho que enseñarnos.

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